Acaban de subir al escenario para hacerse la foto oficial después de celebrar su junta anual. Les observo uno a uno, pero no acabo de identificar a los “académicos” de la Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo. Solo veo a personas amables y cercanas que han renunciado a su fin de semana de descanso para acompañarnos y mostrarnos su tierra. Llevamos 72 horas en Málaga y gracias a todos ellos, nos sentimos tan involucrados con esta ciudad y con sus gentes que es difícil disfrazar las emociones que flotan ahora mismo en el ambiente.
Hemos viajado hasta aquí para asistir a la V Edición de los premios de esta joven Academia que nació hace apenas cinco años y que en este breve periodo, ha logrado romper moldes y acercar la figura de una institución que hasta ahora nos había parecido distante y alejada de la realidad que vivimos y compartimos en Cocina Futuro.
Desde que llegamos, hemos subido montes bajos, visitado antiguas bodegas, comido en ventas, paseado por el puerto, la playa y la ciudad y conocido al grupo de cocineros que lideran la actual oferta gastronómica malagueña. Y lo hemos hecho acompañados por estos magníficos anfitriones que hoy nos sonríen desde el escenario.
El lugar escogido para la entrega, el espectacular Jardín Botánico, gestionado por el ente público desde los 90 y con una apasionante historia detrás, no puede ser más adecuado. Hemos seguido un sendero dibujado por ficus centenarios, pinos, cedros, araucanas, bambúes y magnolios de dimensiones portentosas hasta llegar a la fachada de la Casa Palacio dónde se va a celebrar la entrega. A la izquierda, en un mágico cenador de hierro cubierto con troncos y ramas de glicinias que acaban de irse se ofrecerá después una degustación. Pero vayamos por partes, volvamos a los premios.
En el escenario, Fernando Huidobro, amigo, Presidente de la Academia convocante y la persona responsable de que estemos aquí, se ocupa de presentar a las personas y entidades premiadas este año. Y es entonces cuando, no sé si por efecto de los ficus, las glicinias, los nenúfares, el canto envolvente de los pájaros o todo a la vez, las emociones se nos disparan a todos.
Quizás todo empieza al escuchar a Don Francisco de la Torre, Alcalde de esta ciudad que lleva 18 años defendiendo la calidad por encima de la cantidad y que, muy a pesar de su mujer, acaba de renovar su mandato. Llevo tres días escuchando a unos y otros hablar largo y bien de este cargo político y al verle, comprendo y ubico todo lo que he oído en una persona, de nuevo, amable, cercana y real.
O tal vez comienza justo antes de iniciar la entrega de premios, cuando Fernando invita a subir al estrado al nuevo presidente de Euro Toques, Andoni Luis Aduriz: “Sois una Academia joven transmitiendo conocimiento desde perspectivas lúdicas y no pedantes. Y estáis logrando acercarnos el espíritu y el sentir de vuestra gente. Por favor, no dejéis de proteger vuestro patrimonio cultural pero, sobre todo, proteged a las personas que lo mantienen vivo”.
El caso es que a continuación, sube al escenario Francisco Ramírez, fundador del Grupo Refectorium, acompañado por sus hijos para recoger el Premio Freixenet a toda una vida. Y, antes de que comience a hablar, mire donde mire, veo lágrimas de emoción en todas las filas y en todos los asistentes, El que no ve al padre, ve a las hijas, al hijo, o a su mujer y siente todos esos años invertidos en este sector tan duro como maravilloso. Escuchamos, lloramos, aplaudimos y nos serenamos en este orden.
Y cuando parece que nos hemos repuesto, llega Juan Ruiz Henestrosa, sumiller y Jefe de Sala de Aponiente y se ocupa de nuevo de llevarnos con él y, cómo él, de repente sentimos las manos frías y temblamos y sentimos los nervios dentro y todas esas emociones que él siente y que nos está transmitiendo en ese preciso instante. Con él y sus palabras viajamos también directamente hasta Aponiente para compartir con toda la tripulación este merecido y emocionante premio.
La noria de emociones no se detiene y seguimos subiendo y bajando conforme avanza la entrega de premios con las palabras de Huidobro. En el acto, también se reconoce la labor de la Diputación Provincial de Jaén y de la Academia Gastronómica de Málaga.
Poco después, volveremos a entremezclarnos todos bajo ese túnel de glicinias, para compartir porras de naranja de Antequera, ostras, ventresca, migas, pescaito y cava rosado mientras a nuestro alrededor, la cultura gastronómica de esta maravillosa tierra y sus gentes nos envuelven y nos piden que no les olvidemos y que regresemos pronto.