Esperaré a que acabes y, cuando lo tenga delante, le dedicaré el mismo tiempo que tú has invertido en crearlo, saboreándolo solo con la mirada. Olfatearé la pasión, la delicadeza y los cientos de prueba-error que hay detrás. Enseguida me llegarán toques de todo lo que has leído, escuchado, modificado y versionado antes de llegar hasta aquí. También identificaré el miedo, las dudas eternas y esa maldita búsqueda de la perfección que no te deja dormir. Y antes y después de probarlo, te daré las gracias por compartir tu tiempo y tus sueños. Será así, casi siempre es así.